Cubrimos nuestros rostros, cubrimos nuestra sonrisa, lo único que queda son los ojos del otro, lo que algunos llaman la ventana del alma.
Todas las miradas cambiaron a causa de este virus, quien sabe si para siempre. Ahora solo vemos miradas perdidas y ojos de incertidumbre.
El 2020 fue el despertar de una “Nueva era”, parece que estamos en el inicio, con un final aún incierto. Se especula con una nueva “normalidad,” hablamos también del recuerdo de la vieja “normalidad”, lo cierto es que todo esto tiene muy poco de normal.
No sabíamos que éramos felices, no estábamos consientes de la vida que gozábamos y creíamos que teníamos poco, pero ahora tenemos menos…
Gilberto Ramírez