Los días 15, 16 y 17 de octubre, en la segunda semana del IV Festival de Teatro Hispanosalvadoreño, Teatro Conjunto subió a la Gran Sala del Teatro Nacional de San Salvador con el espectáculo El ritmo de tu cuerpo, con texto del dramaturgo español Luis O´Malley y dirigido por Oscar Suncín. La puesta en escena fue una de las ganadoras de Proyecto Triángulo Teatro (Circuito Europeo Teatral Centroamericano) impulsado, en el país, por el CCESV. Esta es la primera vez que la agrupación sube al escenario más importante del país y lo hace con una obra de calidad.
Luis O´Malley es uno de los destacados dramaturgos de Islas Canarias, además es actor y director, también docente en la Escuela de Actores de Canarias. Ha hecho múltiples versiones de clásicos Shakesperianos y del Siglo de Oro español. Sus textos originales nos llevan por la comedia sustentada en lo lúdico, tanto en lo estructural como en el lenguaje. La propuesta escritural del autor nos acerca al lenguaje del teatro del absurdo desde una mirada del aquí y ahora.
La obra original de O´Malley se titula El tango de tu cuerpo y está compuesta por historias cortas: El brillo de tus ojos, La sombra de tu barriga, La sonrisa de tus pies y La silueta de tu hombro. Constituyen cuatro comedias cortas que se despliegan en la ciudad, cualquier ciudad del mundo, en cualquier tiempo, con personajes tipos que rozan en el mundo televisual. El trabajo de O´Malley no sujeta la inventiva de la puesta en escena, sino que deja abierta puertas para que otros exploren.
Oscar Suncín, desde la dirección del espectáculo, ha hecho un trabajo de filigrana al llevar a escena tres de las cuatro historias de O´Malley. Ha descartado La sonrisa de tus pies y montado las demás. La escenificación nos lleva por el mundo del kitsch, lo camp, el pop y el imaginario cinematográfico. Quisiera señalar que dentro de la poética del director el trabajo con estas estéticas es un camino exploratorio en distintos formatos escénicos. No solo hablo del Oscar director de la escena convencional, sino del que se atreve a dirigir escenificaciones en la escena underground LGBTI del país.
Los elementos estéticos propuestos desde la puesta en escena se encuentran perfectamente con las posibilidades de los textos de O´Malley. En este sentido, lo Kitsch es una provocación, una instrumentalización del mal gusto puesto a dialogar en el cotidiano, aparecen colores estridentes, plástico, estampados, un aura artística que se produce a partir de la masividad en las reproducciones de obras de arte. En este sentido, este estilo es el predominante que logra suturar texto y puesta en escena.
Dos elementos que saltan rápidamente a la vista son lo grotesco y lo cursi. En la primera historia, El brillo de tus ojos una pareja de desconocidos se encuentra en un parque. Él y Ella se ven envueltos en una escena de “amor a primera vista” en la que se subraya el diálogo grotesco alrededor del pedo. La posibilidad de pedorrearse es el detonante discursivo de este “romance”. La puesta en escena instrumentaliza esta estrategia del dramaturgo para construir identificación con la audiencia a través de la risa. Pero detrás del pedo se esconde una crítica al amor romántico que se ridiculiza en esta historia. Lo grotesco y lo cursi son mecanismos estéticos que también imprimen una primera dinámica rítmica al espectáculo.
En las otras dos escenas, La sombra de tu barriga y La silueta de tu hombro, aparecen otros lenguajes como el melodrama televisivo y la comedia de enredos mediada por otros dispositivos. En La sombra… se nos muestra la venganza de una mujer ante la infidelidad de su marido. En esta escena la propuesta visual cobra otra dimensión al ser un elemento importante en la acción y dramaturgia del espectáculo. El diseño de luces pasa de ambientes generales a intensos colores rojos y magentas que van marcando pautas en la dramaturgia actoral y en la historia. Por otro lado, el vestuario de los dos personajes femeninos están hechos por contraste, una viste de rosado punch y la otra de verde oscuro, hay elementos como manteles y un juego de té. Todo el conjunto visual nos vuelve a poner en el registro del kitsch ahora pensando desde una óptica Almodóvar. La silueta… propone una comedia de enredos pero no desde el equívoco del cuerpo y los gags, sino desde la llamada telefónica. Este recurso clásico de la comedia se ve reelaborado por la mediación tecnológica.
El elenco compuesto por Mabel Rivas, Luis Lozano y Eugenia Gálvez es un perfecto ejemplo del trabajo de Conjunto. Las actrices y el actor están al mismo nivel, en un registro de acompañamiento sobre el escenario. Nos muestran sus posibilidades técnicas que oscilan entre un depurado trabajo coreográfico, un sentido de seguridad en relación al espacio, un manejo de la técnica de la voz y una complicidad que le imprime tintes muy particulares a este elenco. Eugenia y Mabel se mueven por contrastes, son dos contrapesos en la escena. La primera, se acerca a su personaje desde mecanismos exterioristas mientras que la segunda se arriesga y busca otras posibilidades que le permiten crear personajes diferenciados. Por su parte, Luis retoma las estrategias clásicas del actor cómico (exageración, gags, máscara facial) que han sido exploradas a partir de sus encuentros con la Comedia del Arte y otras expresiones de la comedia clásica. Sin embargo, aquí anoto una alerta pues estos recursos pueden verse manidos y gastados si no se usan en la justa medida.
La propuesta de Teatro Conjunto logra ser un espectáculo sin mayores pretensiones, estamos frente a una obra que se ubica en una economía de recursos en el que los cuerpos del elenco son el sostén fundamental de la obra. Sobre el escenario vemos un único elemento escenográfico: una banca de parque propuesta por William Castillo. Este elemento constituye otro de los grandes aciertos dentro de la obra, pues es un claro ejemplo de funcionalidad y dramaticidad.
Este espectáculo nació en el encierro por Covid-19, es una obra que ha acompañado a sus hacedores en momentos de crisis. El espectáculo se ha convertido en una fibra sensible que logra vertebrar la empatía y la unidad de Teatro Conjunto. En el segundo fin de semana del Festival subieron a la Gran Sala del Teatro Nacional para llevarse los aplausos del público durante tres noches seguidas.